viernes, 5 de febrero de 2010

Decimo segunda entrada. Cielo:


El cielo hoy está precioso, tiene un tono morado melancólico que me impulsa a cerrar los ojos, respirar profundamente con una amplia sonrisa...y volver. A cada uno de esos momentos que a mi corta vida, han valido la pena.
Volver, al momento en el que empiezas a tener memoria, recuerdo el primer sueño que recuerdo, en el que mi familia, en una fiesta, celebraban algo. Los hombres de esmoquin, las mujeres de vestidos. Los hombres con copas y puros, las mujeres junto a la mesa hablando. Los hombres de pie, las mujeres sonriendo...Lo recuerdo como si lo soñase...ahora mismo.
Con otra inspiración, recuerdo el día en que mi padre y yo, debido a la ausencia de mi madre, comimos pizza y nos dormimos pronto para, al día siguiente, despertarnos temprano para ver por primera vez a mi hermana.
Tras otra bocanada, me recuerdo jugando con compañeros de colegio, algunos que aún siguen junto a mi formándose. Todos corriendo, algunos competíamos por ver quién llegaba antes, ahora pagaría por volver a no sentir más que ganas de ganar.
Con una nueva remesa de O2 para mis pulmones, recuerdo el día que fui a la protectora de animales, recuerdo la celda en la que se encontraba Laika, mi pastor belga-pastor alemán negra, recuerdo que estaba junto a otro perro, y recuerdo que cuando llegamos a casa había vomitado una pata de gallo en el maletero.
Abro los ojos, respiro ahora de forma normal, aún con la sonrisa en la cara, la música acompaña el momento en el que en el salvapantallas de mi pc, aparecen fotos. Aparezco junto a Irene, aparezco junto a amigos, aparezco junto a mi perra...
Decido no seguir mirando, podría pasar horas, me giro a la izquierda, encuentro mi cama, y sobre ella ropa desordenada(como siempre), ahora miro más a la izquierda y veo la almohada con 2 peluches encima; ¿cuántas noches no habré dormido con uno de ellos? Lleva junto a mi desde el día de nacimiento y aún me gusta abrazarme a él, aunque sea de pequeño tamaño. Quizás mi afección por éste peluche con forma de perro me haya dado las ganas de estar acompañado por animales.
Tras ver el peluche y reflexionar sobre lo citado, recuerdo los peces de colores que había en mi casa cuando yo aún tenía 3 años, esos peces que fueron desapareciendo sin yo saber por qué(más tarde me enteré de que el ambiente no era el propicio y se morían), recuerdo el Gran Danés de mi madre, Tara, recuerdo que para mi era como un caballo indomable que me tenía cariño. Recuerdo el día que ésta parió a unos 12 cachorros junto a una placenta que pronto sería devorada por Tara, aunque, tristemente, también recuerdo que algunos murieron.
Recuerdo cuánto lloró mi madre cuando a mis 5 ó 6 años Tara tuvo que ser vendida por la alergia de mi hermana...
Recuerdo a mis 2 tortugas, aunque sólo recuerdo el nombre de Teresa. Recuerdo mi conejo apodado conejil por mi falta de imaginación.
Recuerdo mi hamster, que un día, abrió la jaula, se metió en la bolsa de su comida, que estaba junto a ésta, y con los carrillos llenos, desapareció por mi ventana mientras yo dormía.
Recuerdo los caracoles que requisé a Natura por estimarlos interesantes...
Y también recuerdo los gusanos de seda, que un buen día adquirieron alas y salieron de su caja de zapatos sin que yo me pudiese despedir.
Oh...Todo por tan precioso cielo, todo por tan precioso momento, todo por cualquier excusa, hoy era momento de recordar, todos tenemos que repasar de vez en cuando...no creéis. (^^)
Ahora que he recordado, aún sentado en mi silla móvil, miro de nuevo la ventana, está algo empañada, pero se distingue el cielo morado, sin estrellas ni nubes, pero válido para pensar. Respiro de nuevo, otros miles de momentos, miles de sonrisas...
El primer beso, el primer metro en bici, el primer amigo...
Recuerdo la megadrive de mi padre, la cuál, debido a mi persistencia, acabé adquiriendo. Recuerdo tardes jugando al Sonic 1 y otras jugando a spiderman. Las recuerdo con tanta felicidad, que mi desesperación de aquellos momentos por no avanzar en alguna pantalla me resultan ahora motivo de sonrisas emotivas.
Ahora, que todo está en presente, que el pasado está escrito, y que el futuro no se ve en bolas de cristal, me gustaría cada día experimentar ésta alegría. Me gustaría cada día sentir que cualquier página escrita en mi pasado es digna de recuerdo.
Todo ésto...me ha hecho recordar que tengo un diario, y con vuestro permiso me despido, me gustaría leer qué momentos han sido suficientemente importantes para mi como para ser apuntados en un cuaderno en mi niñez.
Espero que miréis al cielo y sonriáis. Desde aquí un saludo, un abrazo y un deseo; que paséis una feliz noche y un lindo día.