jueves, 29 de julio de 2010

Decimo novena entrada. Urna:




Uhm...tranquilidad, eso era lo que realmente necesitaba. Respirar 5 segundos y hundirme en esta bañera preparada con lo que hay dentro de esa urna que todos resguardamos de los golpes, las heridas...
Aquí estoy, flotando en una disolución de agua y yo mismo con algo más...algo incorpóreo.
Siento eso que todos dicen sentir, pero que nadie siente realmente...quizás como yo ahora mismo.
Da igual, ya llevo un rato aquí, debería irme...no, mejor no, tengo ganas de conversar.
No comparto con ningún alma ningún vínculo suficientemente fuerte como para que se quede conmigo en una bañera como para pedirme algo. No conservo ningún alma atormentada que vaga por mi casa buscando algo que yo le pueda conseguir. No maltraté ningún animal si no fue en mi atormentada niñez, y fueron de moscas a hormigas, las cucarachas siempre me repelen y los saltamontes me parecen bellas criaturas, bellas y gráciles, pero alguna ley mental me prohibe acercarme a ellos sin tiritar. Supongo entonces que esta presencia tiene que ser algo creado por mi mismo.
Sus ojos no denotan más que profundidad...tristeza y algo de melancolía. Se siente títere sin cuerdas, se siente un monstruo, y lo único que quiere es ser destruido sin que nadie se acuerde de...¿debería decir él o ella?
Sus labios están heridos, mezcla de golpes y frío. Su expresión es triste, inocente...
Parece un niño, pero tiene rasgos adultos.
Con lentitud alza su brazo y señala un rincón.
Con más desgana que interés me levantode mi relajación y me dirijo hacia el rincón que sin ninguna razón ha oscurecido.
En un parpadeo me veo en esa sala cuadrada, en el centro esa urna sujeta por una mesa de madera marrón, encima esa lámpara que cuelga dejando en el suelo un círculo de luz.
Esa urna que me desvela cada noche y que guarda algo. Se escucha un líquido chocando contra las paredes de un recipiente de vidrio, en este caso la urna. Paso a paso me acerco hasta ser alumbrado por la lámpara. Subo a la mesa y miro dentro de esa urna con forma de botella con cuello abierto.
Y así fue como me sorprendí al encontrar lo que ya sabía que había.
Vuelvo sobre mis pasos y vuelvo a estar en la bañera, esta vez solo.
Uhm, relax...y poco a poco me hundo en mis propios mares.

viernes, 9 de julio de 2010

Decimoctava entrada. Conversación:

-Vamos, levanta.

-¿Para qué? No paran de disparar, ¿es que no te das cuenta?

-Claro, siento tus daños a nivel microscópico. ¿No habías notado que ha desaparecido el dolor?

-Creí que fue la heroína que nos han suministrado...tú no tienes pinta de estar dolorido...o dolorida.

-No, recibo tu dolor, pero lo materializo en fuerza, destreza, agilidad y astucia que te inoculo.

-Eso es una estupidez. Lo único que siento a veces es que una bala debería cruzar mi cabeza.

-¿Qué solucionaría eso?

-Bueno, los de detrás mía tendrían lluvia de confeti...

-Tu misión te la envía el cielo. Soy yo el enviado que te defenderá en tus guerras hasta que hayas cumplido el propósito encomendado.

-¿Qué clase de Dios te envía que manda a pelear a sus hijos sabiendo quién ganará y cambiando el resultado final a su antojo? ¿No sabe que los corredores de apuestas podrían enfurecer?

-¿Y qué clase de humano eres tú que capaz eres sin problema de arremeter contra tu Dios?

-Dios será tuyo, mío no es más que todo lo que me ves puesto, la locura y las ganas de seguir vivo para cobrar una buena recompensa.

-Estás en una guerra contra las demás religiones. ¿Por qué luchas en este bando, hereje?

-Porque, al igual que muchos, necesito dinero. La economía de guerra no da muchos puestos de trabajo. O aquí o en la fábrica muriendo poco a poco sin haber conseguido nada más que un cáncer de pulmón por las emanaciones. Yo estudié, creo que merezco algo más que un cáncer al final de mi vida.

-Podrías morir en la guerra, ¿no decías que te importaba tu vida?

-Vamos, míralos, ellos son como nosotros. Cualquiera de ellos podría arrebatarme la vida, pero no lo harán. Entre sus filas hay tanto abogados como bomberos, yo soy filósofo y aquí estoy, hablando con un ángel.

-Y sin creer en Dios.

-Sigo creyendo que eres efecto de la heroína.

-No soy efecto de nada, soy el arcángel...

-¡Me da igual quién seas! Oh, ángel, si de verdad existes...para esto. Tanta sangre...tantas...¿Almas? No creo que existan, hay estúpidos que por vosotros matan.

-Sólo un necio podría hablar con un ángel y seguir creyendo que Dios no existe.

-Un necio o un hombre que se planteó a Dios como una figura misericordiosa y gentil antaño. Hoy lo cree el ser más despiadado que ha podido crearse.

-Calla, hereje, ¡injurias a tu Dios!

-No es mi Dios, es el Dios de quien muere rezando, es el Dios de los pobres, de los desamparados, de los tristes y de los minusválidos, el Dios de los desgraciados y el de los cobardes.

-Es Dios de todos.

-Pero deja morir de hambre a sus...cómo sería quien tiene por...gente siendo Dios...no me explico.

-Él es el Dios de ellos, pero ellos no son nada de él más que siervos.

-Ah, osea, que ahora son sólo siervos.

-Pero cada siervo tiene el don de la vida.

-Don que podría quitarle cualquier otro siervo si así lo desease Dios dándole esa finalidad.

-Dios encabeza este plan divino.

-Siendo todopoderoso, ¿por qué no avanza directamente al final y se deja de tanto plan?

-No cuestiones su obra.

-Si no quiere que lo cuestione, ¿para qué me da mente?

-Para que tengas la tentación y tengas la posibilidad de ser fiel, por supuesto.

-¿No sería más fácil...simplemente no dar posibilidad a tentación? Los mayores errores de nuestro mundo se dan por tentaciones.

-Loco, el ser humano es una criatura incompleta, no puede ser divino como Dios y como tal carecer de fallos naturales.

-Yo al menos tengo poya, tú no tienes nada. Soy yo como tu versión 2.0.

-Eso es realmente grosero. No necesito sexo, el placer que me da Dios es 1000 veces mayor.

-¿Orgías divinas?

-Por favor, no seas estúpido, me refiero a servirle...

-¿El té?

-Por favor, calla y dispara, basta de cháchara.

-Detén esto, así lo ordeno.

-¿Quién eres tú para dar órdenes a aquel que representa la voluntad de Dios?

-Aquel que tiene la capacidad de cambiar la voluntad de Dios.

-No puedes.

-Si me pegase un tiro todo esto acabaría.

-No puedes desafiar a Dios, es inconcebible.

-Rétame.

-No puedes...

-Cierto...

-Así me gusta, continúa con tu deber divino.

-De acuerdo...procederé a simplemente...seguir lo que para mi está escrito...seré para algunos un héroe, siendo para otro algo predecible...seré lo mismo que siempre. ¿Realmente cuál es mi finalidad?

-Destruir a los demás por no creer en tu Dios.

-¿No podría simplemente cambiarles la mente?

-No es tan fácil, podrían relevársele los que no se cambiasen de mente en un futuro porque creerían que hace con la gente lo que quiere.

-Joder...
(Quizás algún día continúe. Por hoy no tengo ganas. Por cierto, eran un ángel y un soldado en una trinchera.)

sábado, 3 de julio de 2010

Decimo séptima entrada. Misericordia:





Me han cortado las alas, me han rebanado los dedos, me han arrancado la lengua...y aún así aquí estoy, contra vosotros, víboras.
Me han insultado, me han golpeado, me han humillado, me han escupido, se han reído de mi...y aquí sigo, contra vosotros, víboras.
Siento de verdad esta profundidad en mi pecho, mi hueco, mi profundo mar de dudas que sólo pueden responder tardes de reflexión.
Soy el vástago de vuestra ira, odio y desprecio, pero no por ello os odio, simplemente...estoy contra vosotros, víboras.
El motor que mueve mi vida se ha parado por los latigazos, golpes con barras de hierro y balazos al alma.
Ahora, que arrastrándome he salido y con otros ojos veo todo. Ahora que la verdadera luz me ciega y ahora que mis lágrimas derrochan felicidad...ahora es cuando más os perdono.
Salto y caída en mi vida han ido de la mano, nunca comprendí por qué os empeñabais en ponerme esos obstáculos.
Sigo sin poder recordar sin pena y melancolía momentos en los que vosotros, que me habéis destruído, me brindabais sonrisas, risas, detalles preciosos...
Recuerdo a cada uno con un nudo en la garganta preguntándome por qué. Recuerdo el primer golpe duro de mi vida como el comienzo de mi metamorfosis, y lo recuerdo fuertemente porque no sólo perdí por una parte que en un principio creí importante, sino porque perdí un amigo.
Más adelante, habiendo olvidado todo, la vida volvió a darme algo de tiempo para respirar y una vez cogido suficiente aire, las víboras volvieron a golpearme. Sólo quería sonreír sin necesidad de nadie y pedí espacio...ahora recojo odio, ira...por pedir espacio, por pedir mi vida.
A vosotros, víboras que os aprovechasteis de mis dudas para ponérmelo todo en contra, a vosotros...sí, os he llegado a odiar, pero no os odio, no creo que sirva de nada. Sólo...pido perdón por no haber sido algo más espabilado y haberos esquivado, ahora os creeis vuestras propias mentiras contra mi, y, perdonadme pero, eso es patético.
Después, después de pensar muchos "y si hubiese..." llegué a conclusiones sin sentido en las que yo era culpable de todo y merecía la muerte. Me ahogué entonces en mi y decidí que merecía sufrir, así me castigué y así os complací sin que lo supieseis, nunca conoceréis la historia, pero os aseguro que me hicisteis sangrar.
Más cercano al presente, cuando había cogido una brizna de aire, la vida me da el revés más fuerte de mi existencia. ¿Qué podía hacer contra la nada que ocupaba poco a poco mi mente? ¿Luchar? No, dejé que me consumiese y la sangre se multiplicó. En ese momento, víboras, hubo segundos de tensión en los que me pudisteis haber perdido, pero...fui fuerte.
Ya casi en el presente, mi mente y mi necesidad de expresarme me la juegan y caigo rompiéndome parte del cráneo. ¿Por qué pasó eso? ¿Era realmente necesario quitarme razón? El caso, queridas víboras, es que sufrí porque por un momento me vi acallado para siempre, y así cerré mi boca, grande como ella sola.
Ahora, creyendo que había llegado hasta aquí consumiendo y no llorando, me doy cuenta de que...soy realmente estúpido.
Os dono mis ojos, la realidad ya no me gusta. Os regalo mi cabeza y mi habilidad para sacar sonrisas a quien llora, no me va a hacer más falta. Os facilito mis piernas que han llegado al punto de levantarse solas si alguien me tira.
De nada, víboras, ahora, aprended a ser hombres y mujeres, porque podéis serlo. Ahora centraos en lo realmente necesario, porque os chocaréis con la primera farola que se os cruce. Alegraos, habéis cumplido vuestro cometido y me habéis hecho daño, tanto los que me lo quisisteis hacer como los que no, pero tranquilos, no os guardo rencor, quizás no sea Dios, pero soy misericordioso hasta hartar.

Dieciseisava entrada. Soledad:

19 de Abril de 2009:
Yo, que estuve en el infierno y el cielo, recuerdo el pasado, aquel del cuál, ineptamente, me alejé. Un pasado tenebroso del que huí con temor de que me corrompiese, ahora, que recuerdo un pasado más presente, entiendo por qué huí y por qué no debí hacerlo. La explicación es sencilla, cuando alguien es, por naturaleza o errores del pasado, triste, es mucho más feliz, es decir, cuando alguien está triste y no ha conocido la felicidad, ya sea afectiva, social o simplemente por la realización de la persona, es feliz porque cualquier acto de bondad es como un mundo para él y se siente querido. Buscamos un lugar al que escapar porque no somos capaces de aguantar nuestra carga y desviamos nuestra carga de cualquier manera, cada persona tiene sus vías de escape. Ahora entiendo que la carga te hace feliz porque te das cuenta de que mucha gente, que también está triste, te ayuda a soportarla. Cuando eres feliz, lo sabes, y también sabes, en el fondo de tu alma, que no será para siempre, es una droga, y por mucho dinero que tengas, algún día se te acabará, y no podrás volver a comprarla, y sufrirás. Sabes que tu sangre, contenida en una urna de cristal muy fino, saldrá por alguna grieta, hasta que tu cerebro no pida más que un simple respiro sanguíneo. Quiero volver, no al pasado repleto de rosas y mariposas, quiero volver al de espino y crueldad, sin recordar el otro, quiero volver a saber lo que es la felicidad a nivel celular, lo que es que sepas que no puedes tener nada que te saque y te dé igual porque te vuelves fuerte. Aunque, he de admitir que me divertí, que si lo supiera quizás caería de nuevo sin arreglar nada, no me arrepiento del pasado, me arrepiento de no tener la llave a mi felicidad actual, escondida en el fondo de tu esencia. Te fuiste, se nota tu soledad, dejaste una carta escrita con la sangre que se derramó de mi urna, sólo invoca a mis lágrimas, pero es la parte más bonita de mi vida. Qué hacer cuando sabes que tu vida no es más que una ruleta, una moneda que gira en el aire hasta llegar al suelo, unos dedos temerosos de elegir mal. 2 opciones que debaten, siendo tú la víctima, siendo tú el que menos opciones tiene. Tu mente, dividida en 2, mi mente, dividida en millones. Qué hacer cuando una parte de tu mente decide que tu misión ha acabado y la otra que aún tienes que disfrutar, cuando piensas que tu vida no tiene sentido pero que lo tendrá, cuando no quieres vivir en un infierno porque viviste en el cielo, cuando quieres volver al limbo...todo es más feliz con el calor, lo admito, pero prefiero mis hielos. Quiero muchas cosas, pero lo que más quiero es librarme de una carga de la que no tuve culpa, esta cruz no debería ser mía y sin embargo lo es.