martes, 10 de septiembre de 2013

Si saliese de este antro. Las memorias de un desperdicio que caminaba con la vista hacia atrás.



Si saliese de este antro, lo haría por la puerta, con un cigarro en la boca y humo en el cielo que sale de mi sesera. Compondría mil obras y todas tendrían fantásticos comienzos y perfectos finales. Escribiría cada letra con esmero y afán. Estiraría cada comisura hasta el infinito. Si yo saliera...

Si saliese de este antro podría catalogar cada una de las fieras que me encuentro día a día, de lejos o de cerca, tendrían tanto miedo a mi figura que huirían y gruñirían, todas vestiditas con tutús rosas, siempre he considerado un tutú un signo de delicadeza y fragilidad. Si yo saliera...

Si saliese de este antro, si yo pudiera alcanzar la puerta doble, como del lejano Oeste, que me separa de casi tanto y casi nada, desde luego, no lo haría separado ni arrejuntado, lo haría sin querer, de espaldas y entre balbuceos. Me preguntaría "¿me han vuelto a echar?". Me metería las manos en los bolsillos, frunciría el ceño y me iría pegándole patadas a todas las latas del camino. Si yo saliera...

Si saliese de este antro, podría ir a pegarle un bocinazo a la chica de la falda, podría escoltarla hasta la sotana que grite a nuestro nerviosismo por megáfono. La llevaría en brazos hasta la cama y sin convite, nos comeríamos de mil maneras y sin pagar cubierto, viviríamos en la más absoluta hambruna de ser saciados y en la completa saciedad de necesidad. Si yo saliera...

A menudo salgo y entro de miles de antros, ninguno como este, ninguno como yo mismo. Aquí sirven las copas baratas y no te piden alquiler. Tenemos humedades y plagas, pero a nadie parece importarle. El ruido a veces se disfraza de silencio y tumba con estruendo. A veces hay polvo en los muebles nuevos y los viejos se vuelven piezas de cuidado extremo. Aquí no hay leyes, ni horas, ni trabajos, ni obligaciones, sólo buenos momentos de barra.

Por la tele suelen echar los "y si" más famosos del lugar; Y si no hubiera nacido, y si hubiera sido forzado a ser, y si me hubiesen secuestrado unos terroristas y...bueno, esa no, pero sí y si hubiera muerto. Esta se repite todos los fines de semana, es la sobremesa, podríamos decir, si aquí los habitantes comiesen. ¿Cuánta hipocresía desbordaría el día que me vistan de gala y no de espantapájaros? ¿Habrá muchos "no se lo merecía" o por el contrario aprenderán y serán sinceros? Me sentiría halagado de poder verlos decir que fui un egoísta y que nunca hice nada por nadie, no sería verdad, pero al menos dirían lo que piensan y eso, sobre todas las cosas, me agradaría, en gran medida.

Pero hay algo que sólo ahora me cuestiono, ¿y si yo nunca hubiese escrito? Dudo que de mí existiera cadáver ya, sino polvo que cubra los muebles y que se desplazase por entre las aceras como un tornado de ilusiones escondidas entre la multitud.

Si saliese, quizás podría ver el sol, y las plantas, y olerlas, y dedicármelas. La gente dirá que lo hice por volar, yo sólo quería que parase el ruido, pero dirán que quería volar y eso me agradaría, en gran medida.