viernes, 5 de junio de 2009

Quinta entrada. Amor:


No es posible. Acaba de caer, un piano toca la melodía que relentiza esta escena. Caes, tus cabellos, finos y largos, ondulan en el aire. Yo, con una mirada estúpida, observo impotente como caes. Caes, tus ojos claros se cierran, pronto dejarán de sufrir. Yo, gritándote, te imploro que te levantes. Caíste, y lo único que queda de tu calor se deposita en lo más profundo de mi corazón, lo único que queda de tus miradas y sonrisas, lo guarda mi cerebro. Por fin se abre lo que me separa de ti, el hierro al que tan fieramente me aferré para no ser víctima de daños. Viniste a salvarme, lo intentaste, intentaste sacarme de mi cárcel, y a cambio, destructivas balas de plata te han matado. Arrodillado, junto a lo que queda de ella, le pido por favor que no me deje, le cojo la mano, la beso, lloro. Ella me sonríe, de nuevo una sonrisa me mata y me da la vida, su cuerpo está ensangrentado, pero quiero creer que saldrá de la agonía victoriosa.

-No duré para siempre. (dice ella sonriente)
-Aún no has terminado de hacerme feliz, sin ti este mundo es una masa cruel de carne y cerebros, cerebros que buscan un descanso. (digo yo entre lágrimas)
-Yo estoy dentro de esa masa... (sus ojos se apagan)
-No, lo estuve yo, tú me sacaste, me diste el alma de la que ahora huyo.
-Tranquilo, chico, no ha acabado...aún...
-No te irás...
-Cariño, me esperan tras la barrera que separa los mundos, ahora eres verdaderamente humano, te he dado todo aquello que pude, y ahora he de irme.
-No, no te puedes ir, aún soy débil.
-Así debes ser...
Yo noto su frío, no se irá estando yo junto a ella, desesperadamente busco entre mis pertenencias. Promesas, ilusiones, desesperación y un alma, mis pertenencias son estas. Las promesas de felicidad, las ilusiones depositadas por los corazones inocentes y la desesperación de una felicidad que no llega, un alma que me fue entregado para seguir vivo, sin dudarlo...
Ella se despierta, se levanta, la sangre se ha coagulado, las heridas han cerrado, junto a ella, yo, junto a mi, una carta escrita con mi sangre:
"Querida, no tengo elección, en este mundo has dado demasiado, no puedo ser yo quien te arrebate de los corazones de los que necesitan tu ayuda. Has sido lo mejor que me ha pasado, y lo que me ha hecho permanecer aquí hasta ahora. Entre mis pertenencias había promesas, aquellas que te cedo porque tú eres capaz de cumplirlas, entre mis pertenencias había ilusiones, que serán despertadas por tu sonrisa en los corazones de los que necesitan tu ayuda, entre mis pertenencias había un alma, destinado a mi y a mi existencia...te la cedo, no es la vida una vida sin ti. Quizás para ti sea el mismo problema, pero sabes de dónde vengo, y sabes que volveremos a vernos. Entre mis pertenencias había desesperación, lo siento, pero me la he llevado a la tumba, desesperado porque vuelvas a sonreír.
Fdo: tu ángel"
Llena de las lágrimas de ella, la carta planea hasta llegar al suelo. Ella se arrodilla, se echa sobre mi pecho, llora. Intenta reanimarme, me golpea, me dice estúpido. He sido cruel al dejarla a ella viva con la carga de mi muerte, pero ella merece la vida, yo no. Ella será capaz de seguir, yo no. Sólo he sido su carga, y hoy, dejé de serla...Todo ha acabado, pero para ella no ha hecho más que empezar...


Y así termina la historia sobre la tristeza y la felicidad en el ser humano, ella es la tristeza que ha mantenido cuerda y fuera de peligro a mi felicidad. Vagará, y dará a los demás cordura, pero yo no estaré para ayudarla, debí haber muerto junto a ella, los dos, para convertirnos en la más bonita acción del hombre...

2 comentarios:

Ale dijo...

me encanta como escribes, es diferente, a la vez que crudo y distante...una alegoría continua. sigue perfeccionandolo ^^

no todo es tan complicado, a veces nos empeñamos en complicar las cosas para tener la mente ocupada...

SyRisS dijo...

A mi también me encanta ^^ cada vez escribes mejor! esta es la mejor con diferencia^^ sigue así.