jueves, 20 de mayo de 2010

Catorceava entrada. Imaginación:


Las tardes de esta estación incitan, con la llegada de las largas vacaciones, a que las gentes de cualquier lugar busquen un entretenimiento gratuito en cualquier lugar.

De ésta o cualquier forma, un anciano y su nieto pasean bajo las sombras de los árboles de un parque, mientras, de forma curiosa, observan el paisaje. Supongamos que el anciano, dispuesto a ser parte esencial de la vida del chico, decide entablar una conversación existencial, por supuesto, sin percartarse de la corta edad del joven.
Las hojas caen ante ellos, y por supuesto por detrás pero, sin embargo, nadie frena la caída de éstas hojas quizás debido a la hora que es. Su soledad incita más a una incomodidad que respira el anciano y que el joven, sin ni siquiera notarla, la combate corriendo tras los pequeños animales, mirándolo todo como por primera vez...
Aún sin decidirse sobre cómo empezar, el anciano propone al joven, que aunque inquieto, parece ser dócil, sentarse en un banco para descansar al amparo de una sombra fresca.
Es así como el anciano, sin tener muy pensado a qué llevará la conversación, se lanza a un intento de unión:
-Bueno, Marcos, ¿recibiste por tu cumpleaños aquello que pediste?
-Sí, abuelo, me regalaron muchas cosas.
-Osea, que te dieron aquella máquina que querías, ¿no?
-Sí, sí.
-¿Y qué tal es?
-Es muy chula, puedes jugar al fútbol, puedes correr, puedes luchar, puedes pintar...
-Vaya, cuando yo tenía tu edad nos teníamos que conformar con la imaginación...
-¿Qué es eso, abuelo?
-La imaginación es...no sabría explicarte...es como aquello que nos hace inventar. Es una cosa que pasa en la cabeza que te sirve para ver cosas que no existen o que no has visto, una cosa que te entretiene y que...bueno, no sé explicarlo muy bien.
-Como cuando te castigan sin jugar a la play y te aburres y decides pintar, ¿no?
-Sí, bueno, supongo. Tú no haces eso mucho, ¿no?
-¿Que no hago qué, abuelo?
-Imaginar.
-No sirve para nada, es más divertido jugar a la play.
-Bueno, puede ser, pero...bueno, te voy a hacer un regalo para que lo entiendas. Pero me tienes que prometer que cuidarás del regalo y, de vez en cuando, aunque sólo sea cuando te castiguen, lo usarás.
-Vale, pero no será una tontería de esas que tú tienes, ¿no?
-¿Qué tonterías?
-¡Esas cosas que tienes en casa!
El anciano, sin comprender muy bien lo que el chico dice, y lejos de entenderlo como ofensa ríe un poco y saca de su bolsillo una libreta algo roída.
-Esto es una libreta donde la gente escribe, dibuja, anota...cualquier cosa. Con ella no sólo puedes dibujar, sino que puedes hacer cualquier cosa que tenga que ver con la imaginación.
-¡Ah!¿Y cómo se usa?
-Es fácil, sólo tienes que buscar algo. Dentro de ti, dentro de tu mente. Hay algo que necesita que hables, juegues, dibujes, quieras...
-¿Y eso qué es?
-Yo lo llamo "musa", pero tú podrías llamarlo como quieras. Aún así, la gente tiende a llamarla motivación.
-¡Ah!¡Pero abuelo, muchas páginas están usadas ya!
El nieto desconoce la pasión poética de su abuelo y desconoce de forma total su aprecio por esa libreta.
-Bueno, ahí hay ejemplos de imaginación. Por ahora, pensándolo mejor, quiero que la guardes y cuando lo necesites...sácala.
La conversación continuó un largo rato y posteriormente, para terminar bien el día, el abuelo compró a su nieto una bolsa de chuches.
Una vez hubiese llegado el chico a su casa, de forma inquieta y como portando el fruto del edén, corrió hacia su cuarto y buscó el mejor escondrijo que pudo.
Cada día, durante años, la libreta continuó en su escondite, lejos de la claridad, de la tinta, de la imaginación...hasta que un día, un chico algo más mayor que el que la escondió, se topó con la caja. La abrió sin saber qué era. "Yo, que sólo limpiaba voy y me encuentro con esto. ¡A saber lo que hay!"Pensó el chico.
"Primera página:
He aquí en mis venas toda la sangre apasionada que cualquier chico pudiese tener. Tengo en mi poder tal amor hacia ella que no sabría qué decir si me preguntasen por mi estado; si triste, si feliz, si enamorado, si maltrecho...
Cada día, una nueva ilusión aparece y otra se desvanece, cada vez que bajo su ventana aparezco y su silueta se dibuja en su ventana, no sólo me da un vuelco el corazón, sino que mi cuerpo entero se vuelve loco y desde un corazón volcado hasta una mente con la única necesidad de subir hasta ella con todo mi amor y quizás notas de flauta que armonicen el momento."
Fecha unos 88 años antes
Fdo: -----------


Por aquel momento, el chico, que estaba sentado en su cama leyendo, sencillamente miró a su alrededor mientras pensaba qué podía mover a una persona a escribir eso.
Por aquel momento, el abuelo estaba muerto para poder responderle.
El chico, sin respuestas a sus preguntas, siguió leyendo y no más que preguntas encontraba a las cerca de 200 páginas de sentimientos que ni siquiera había experimentado a sus 18 años.
Día tras día el chico pensaba y cuando leía, notaba cosas que nunca había sentido.
A sus 25 años, otras cerca de 100 páginas estaban escritas, y así decían:


"Segunda primera página:
Todo esto, superior a la mente, inferior al individuo...no puede ser real. ¿Qué es esto?No es malo porque arranca sonrisas, pero tampoco es bueno pues dibuja malestar. No siento más que curiosidad acerca de éstos nuevos sentimientos que me brinda un simple libro no teórico. Tengo 18 años y no estoy ni siquiera a la altura de entender algo que mi abuelo escribió cuando tenía unos 17 años. Supongo que nunca estaré a la altura de, no sólo entenderlo, sino de escribir algo con tanta profundidad.
Espero que al menos el destino, injusto y loco, me deje seguir leyendo cosas como estas. Hasta aquí por hoy."
Fecha 6 años antes del presente
Fdo: -----------


Y con ojos melancólicos por encima de una sonrisa volvió a abrir la libreta por esa página. Ahora que había sentido y sufrido todos esos sentimientos estaba dispuesto a aceptar el por qué de muchas cosas. Una vez cerrada y con la vista al frente entró en la entrevista de trabajo. Ni más ni menos que psicólogo, un psicólogo que apenas 5 años antes ni siquiera había tenido contacto con todo ello con lo que deberá "luchar".
Su nombre resonó en todo el pasillo. Una voz dulce lo llamaba. Se levantó y bajo la ventana observó un pequeño puesto ambulante de helados. Sin prestar mucha atención adelantó 2 pasos y entró en la sala que le esperaba.


Mientras tanto, en el puesto ambulante, un hombre con bigote y el vendedor con un traje blanco conversaban ante la falta de clientes. No era de esperar que estos dos señores fuesen, ni más ni menos que un padre de familia y un chico de familia. Aunque distaban mucha edad y aunque fuese normal que el chico tuviese menos experiencia vital, pongamos por ejemplo que en éste caso, el chico...ha vivido más. Pongamos por ejemplo que, aunque parezca extraño, el hombre del bigote no para de decir estupideces que el chico sólo asiente para no tener problemas con la clientela.
-Desde luego, ¡qué desvergüenza!
-A qué se refiere, ¿señor?
-¿Acaso no lees el periódico?Acaban de aceptar un envío de provisiones a los damnificados de un sitio dejado de la mano de Dios cuando ni siquiera tenemos para nosotros. Es una locura, deberíamos antes saciar nuestras necesidades antes que las de estúpidos que ni siquiera son capaces de regirse a sí mismos sin caer en una desgracia.
-Bueno, señor, quizás deberíamos asistirlos aunque sólo sea una mera fachada política para parecer "buenos". ¿Me podría dejar el periódico?
-Por supuesto, para disgustos está el banco, tómalo, tuyo es; mío no.
-Hm...aquí dice que unos médicos han salvado a una magnífica escritora de un cáncer casi incurable. Parece de cuento, ¿eh?
-¿Cuento? ¡En los cuentos no hay superpoblación ni crisis!
-¿Sugiere entonces que debería haber muerto?
-No, por supuesto que no, sólo...en fin, deberían haber hecho menos por ella. Seguro que ella no aporta nada a la sociedad. ¿Qué puede aportar un escritor?
-No sé, entretenimiento, ilusión, esperanza, tragedia, amor, pasión, curiosidad...
-Bá'h, bobadas, cuánto te queda por aprender, chiquillo. Esas son tonterías dignas de quien no tiene preocupaciones. La gente normal, de a pie, preocupada y trabajadora no se deja llevar por tales pamplinas.
-Bueno, quizás tenga usted razón, pero...¿acaso me niega usted que no hacen falta sentimientos en éste mundo?
-¡Eso sí que son tonterías! ¿Qué crees que es esto? ¿Una película? ¡El amor no sirve para nada!
-Pero usted está casado, ¿no?
-Sí
-¿Y no la ama usted?
-Por Dios. Claro que amo a mi mujer. Pero no voy de "maricona" por ahí expulsando amor. ¡Eso es de ineptos que piensan que el amor es necesario! Mi mujer está satisfecha conmigo y yo con ella, yo la quiero y ella me quiere.
-Y por conquistarla...¿no hizo ninguna estupidez?
-¡Ella se lanzó a mi! ¿Por quién me tomas? Yo era el mejor del equipo de fútbol.
El chico, al ver la complexión del hombre abigotado, dudó un instante, pero, intentando largar al cliente para no tener que escuchar nada más dañino para sus oídos, empezó a hablar de un libro fantástico que había empezado a leer para que el hombre abigotado, por suerte, recordase un evento importantísimo que no podía esperar.


El chico, solo de nuevo junto a sus helados de chocolate, nata, limón, almendra, coco...etc, cogió de nuevo el libro que leía desde hacía 2 ó 3 días y continuó su lectura. No sin antes percartarse de que el ambiente había calidecido por un segundo.
Mientras tanto, a pocos metros de allí, 2 chicos se besaban, una mujer se entretenía echando pan a los animales para suplir su pérdida amorosa, un hombre corría para mantenerse en forma, una pareja de amigos entrenaban a un perro, un gato se escondía en un árbol y nuestro principal protagonista, el chico psicólogo, salía triunfante de la entrevista tras haber conmovido al entrevistador. Un día redondo lleno de emociones y que sin embargo, aunque no esté en una libreta...todos lo guardamos cada día dentro de...nuestra imaginación.

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